Una amenaza muy seria a la seguridad democrática regional En medio del desastre causado por la falta de prevención ante la recurrencia del fenómeno de El Niño, una amenaza mayor se cierne sobre el Perú y toda la región. El régimen dictatorial de la marioneta cubana (aunque luego reculó por causas aún inciertas) decidió quitarse la traslúcida máscara democrática y dió un golpe cerrando el Congreso. Más allá del estéril ejercicio de comparar las semejanzas y las inmensas diferencias con el entorno del autogolpe de Alberto Fujimori hace 25 años, que obsesivamente entretiene a un sector de la prensa y a los troles a sueldo, debiéramos preocuparnos de indagar las causas de la medida y sus objetivos. O nos anticipamos en el imprescindible análisis de escenarios o nos acaba tomando por sorpresa una amenaza muy seria sobre la seguridad democrática regional. Ingredientes sobran:

  1. Es evidente el nivel de confrontación entre Diosdado Cabello y Maduro, que puede desencadenar una guerra civil entre el ejército y milicias cubanas.
  2. Tareck El Aissami, vicepresidente y voceado sucesor de Maduro, es un conocido amigo de Hezbollah y del gobierno de Irán. Fue sancionado hace unas semanas por el Tesoro de los Estados Unidos por colaborar con el tráfico de drogas y el terrorismo internacional.
  3. Trump parece decidido a tomar el toro por las astas, dejando de lado la política de “ocultamiento” del riesgo que supone la política expansionista de Hezbollah e Irán para las democracias occidentales. Pero históricamente la inteligencia de los Estados Unidos, aún detectando con precisión un problema, suele fallar en el diagnóstico al intentar explicar las causas, y por lo tanto acaban siendo proclives a errar en la propuesta solución. Si intentaban replicar la exitosa maniobra previa a la invasión de Sicilia (alianza con la mafia local) es muy probable que la maniobra haya sido descubierta por La Habana y hayan intentado adelantarse.
  4. Rusia podría estar ansiosa de replicar el dolor de cabeza Sirio en el vecindario americano, para forzar a EE.UU. a sacar las manos de su área usual de influencia, originando un tremendo y prolongado dolor de cabeza regional de alcances impredecibles.
  5. A estas alturas, nadie medianamente inteligente duda de que las manos del titiritero que maneja al gobierno venezolano (y en distinta medida a sus satélites) están en La Habana, vieja agencia de inteligencia que, ante la caída de la URSS, movió más al oriente su esfuerzo comercial.
  6. Cuando el Foro de Sao Paulo (bajo la bendición de Lula) generó la Coordinadora Continental Bolivariana sentó por primera vez en la mesa a todos los grupos violentistas de Latinoamérica (SL, MRTA, y movimiento etnocacerista incluidos), quienes bajo el patrocinio de Caracas contactaron también con Irán.
  7. Uno de los pilares de la ofensiva bolivariana ha sido el corrupto socialismo brasileño, hoy golpeado por el terremoto Odebrecht-Camargo-OAS. Esto ha forzado a buscar plan B (si no fue deliberada la demolición moral de los partidos y las democracias latinoamericanas por el destape de la corrupción que desde Brasil indujeron).
  8. Una medida como el cierre del Congreso venezolano, solo puede obedecer a la lógica de dar el primer paso para evitar algo o para deliberadamente adelantar acontecimientos. Me explico, si había una rebelión militar nacionalista en gestación, pueden haber decidido adelantarse e incluso gatillar el inicio de una guerra civil antes de que el bando adversario tome posiciones de ventaja. Abonan esta hipótesis las detenciones de militares el día de ayer.
  9. Sea cual sea la razón, es muy probable que el endurecimiento produzca un éxodo masivo de refugiados, lo que facilita enormemente la infiltración de agentes de inteligencia y saboteadores.

Así, el mega-Niño Costero puede acabar siendo el menor de nuestros problemas. Lee el artículo original en El Montonero.