Sobre la escalada de los conflictos en educación La sorpresa que parece haber causado en el Gobierno la reciente escalada de conflictos sindicales se vio agravada por una respuesta inorgánica e incoherente por parte del Ejecutivo. Las acusaciones del ministro del Interior, no sustentadas legalmente, y las amenazas incumplidas de la ministra de Educación, fueron seguidas de una jalada de alfombra desde los salones de Palacio, que evidenció un cuerpo ministerial a prueba de balas y una severa falta de coordinación con el jefe. El que Basombrío confunda el periodismo sensacionalista con el ejercicio ministerial no es algo nuevo en su gestión, pero no tener claro quién es quién en el quehacer sindical, confundir SUTE con SUTEP, son errores admisibles solo en un cafecito barranquino, mas no en el Mininter ni en el Minedu. Los cernidores policiales a la puerta de Palacio, emulando una fiesta de quince años, no hacen sino agravar el fastidio haciendo escalar el conflicto. Hay una evidente falta de capacidad para reconocer oportunamente los escenarios probables. No hablo solo del planeamiento estratégico de largo alcance, sino de la identificación oportuna de los escenarios políticos más próximos. Algo no está funcionando nada bien. Ceteris Paribus, la hipótesis económica para diseñar modelos, según la cual las demás variables no se mueven, constituye una abstracción irresponsablemente suicida cuando de gobernar se trata, que nos puede acabar costando muy caro a todos los peruanos. La actividad económica real se desenvuelve allá afuera (no en el laboratorio), y allá afuera los factores políticos y sociales no son ruido ni ladrones de tiempo, son el aire que se respira cada día. Hace falta dotar al Sistema de Inteligencia de una capacidad para la obtención en tiempo real de la información de fuente abierta en las redes. Ninguna acción política se planea en privado, todas sin excepción requieren convocatoria para alcanzar su objetivo; y para ello el medio más usado (por su celeridad, economía y eficacia) son las redes sociales. Es imperativo que cada analista cuente con toda la información disponible en su monitor, minimizando así los factores que pueda dejar de contemplar. Hace falta además inteligencia humana que sea capaz de ilustrar, a través de los canales oficiales, a los ministros acerca de la diferencia entre un dirigente sindical de verbo encendido y un terrorista. Se evitarían así generalizaciones que poco aportan a la seguridad y tranquilidad públicas, y que de haberse aplicado en sus tiempos de juventud, hubieran llevado huesos y melenas de varios de los actuales ministros y congresistas a Luri en sus tiempos de efervescencia juvenil. El roller boogie en política, acaba siempre en contrasuelazo. No esperemos que la situación se agrave, Conare va obviamente por la CGTP (bien sea copándola, bien sea mediante el paralelismo sindical). Las monumentales patinadas de la semana pasada no hacen sino incentivar la radicalización de toda protesta. Avizoro más de un gremio y más de una región pugnando por negociar en Palacio, anulando los naturales fusibles políticos, imprescindibles para la democracia. Pero el riesgo no queda ahí. Quiera Dios que el Ejecutivo reaccione antes que nos alcance la historia, en tiempos de globalización. El terror como herramienta no necesita de grandes grupos, y hace rato que anda husmeando por Latinoamérica. Lea el artículo original en El Montonero.